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Imaginémonos
por un momento al Chile de principios del siglo XX, especialmente a su capital,
Santiago. Se vive cierta efervescencia por la cercanía del Centenario de la
Independencia de la República. Como es una fecha especial, se debe recibir de
la mejor forma posible; así lo pensó, en 1906, el recién asumido Presidente
Pedro Montt. Una de las ideas a efectuar era la utilización de los terrenos que
se habían ganado al Río Mapocho, en su sector sur. Con este motivo, aparte de
la creación del Parque Forestal, comenzaron los trabajos para darle a Santiago
un nuevo terminal ferroviario. Este estaría ubicado casi al frente del Mercado
Central, en reemplazo de la precaria Estación Mercado,
que a través de un ramal originado en la Estación Yungay, abastecía con
productos al mercado. A cargo de la construcción del edificio estuvo el
connotado arquitecto nacional Emilio Jequier, quien estudió en Francia en el
apogeo de las Beaux Arts, de donde volvió influenciado por las enseñanzas del
mismísimo Gustave Eiffel. La cubierta, es de acero y fue construida en Bélgica,
por la firma Schneider y Cía, los mismos que construyeron la cúpula de
la Estación Alameda. Pero es en la fachada principal y en el majestuoso hall de
acceso adonde se reflejan las influencias beauxartianas. Finalmente, y
después de seis largos años de construcción (1904-1910), el día viernes 10 de
mayo de 1912, se inauguró la majestuosa Estación Mapocho. Casi inmediatamente,
todos los trenes provenientes de Valparaíso fueron programados para llegar al
nuevo terminal.
Sin duda,
Mapocho fue la estación más importante de la red, porque desde aquí, se podía
llegar incluso hasta Iquique, haciendo conexión en La Calera con el Ferrocarril
Longitudinal Norte, y en Llay-Llay, llegando a Los Andes y después a Mendoza y Buenos Aires, a través del Ferrocarril
Trasandino.
En los
albores de la década de 1920, se electrificó completamente la línea entre el
puerto y la capital, haciendo más rápidos los servicios. Desde sus
cuatro andenes, salían aproximadamente 7 servicios diarios a Valparaíso e
intermedios, del tipo Expresos, Ordinarios y Excursionistas. Pero no solo al puerto
había servicios, sino que también hacia el sur. Desde mediados de la década
de 1950, se inauguró el servicio Mapocho - Talca, que utilizaba los famosos
automotores diesel "Flecha del Sur", los que ya no cumplían con su
recorrido original hacia Puerto Montt.
Es 1961, y
Ferrocarriles recibe tres automotores eléctricos de última generación
procedentes de Italia. Eran los AMZ, que permitían recorrer el trayecto entre
Santiago y Valparaíso en solo dos horas y cuarenta minutos, con una velocidad máxima
de 130 Km./h. Su comodidad y velocidad lo llevó a ser conocido como "el
tren más moderno y elegante de latinoamérica". Junto con ello, la estación
comenzó a recibir a los trenes populares, una especie de servicio suburbano
entre Santiago y San Bernardo.
La década
de 1970 se inicia con una nueva noticia: los trenes más rápidos de Chile
comienzan a operar entre las Estaciones Puerto, Mapocho y Chillán. Eran los AEZ
(que todavía corren por el Valle Central), automotores eléctricos salón, de
una gran comodidad y hacían presagiar que los tiempos modernos estaban por
llegar. Pero no fue así, ya que después del golpe Militar de 1973, los
ferrocarriles dejaron de ser mirados como una empresa prioritaria y perdieron la
tradicional subvención otorgada por el
gobierno, por no ser útil de acuerdo a
las nuevas ideas neoliberales en el
gobierno Militar . Se comenzaron a cerrar
ramales, suspender servicios y dar de baja al material rodante.
La rentabilidad
de los trenes arrastrados por locomotoras en la primera zona cayó
ostensiblemente, por lo que FF.CC. decidió suspenderlos y reemplazarlos por
automotores llegados desde Argentina en 1976. Dos de estos automotores,
en 1986, chocaron de frente en la zona de Queronque (Entre Limache y
Peñablanca), provocando la suspensión temporal de los servicios directos entre
Mapocho y Puerto.
(pinchar
foto para agrandar. Archivo U. de Chile) La magia de
la estación se fue perdiendo y el recinto estaba en un estado de deterioro
considerable, por lo se decidió cerrarla temporalmente para hacer
remodelaciones. Estas no fructificaron y en 1987 el terminal fue
clausurado y posteriormente abandonado. Setenta y cinco años estuvo la Estación
Mapocho al servicio de Santiago y de los ferrocarriles.
Pero, después
de todo, el final de la historia no es tan triste. En 1991, y después de varios
años de abandono, el recinto fue re-acondicionado y se convirtió en el Centro
Cultural Estación Mapocho, a la usanza de del Gare d'Orsay en
Paris. De esta manera, la Estación Mapocho sigue recibiendo pasajeros, pero
ahora, del tren de la cultura. ESQUEMA DE VIAS La nave central de la
estación cobijaba cuatro andenes distribuidos en dos plataformas laterales y
una central o isla, y además, al parecer, existía otro anden, a la altura del
edificio del Jefe de Estación. En la franja existente entre el e |